Για τη σχέση του Carlos Gardel με το ποδόσφαιρο της Ουρουγουάης:
CARLOS GARDEL Y EL FÚTBOL URUGUAYO εδώ.
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Una nota publicada en “El Gráfico”,
el 23 de junio de 1928.
EL HOMBRE QUE TEMPLÓ CON SU
GUITARRA
A NUESTROS FOOTBALLERS:
CARLITOS GARDEL
Vestido de frac, su cuerpo, que es de atleta, adquiere facciones que lo convierten en verdadero dandy, si es que puede así llamarse a quien puede exhibirse como modelo de elegancia masculina.
Se ha ganado el honor de esta nota porque en Barcelona primero y en París después ha estado junto a los footballers argentinos alentándolos en todo momento. Se ha ganado ese honor porque es el único compatriota que en tierras extranjeras, templando su guitarra, templó el alma de nuestros muchachos. Y se lo ha ganado además porque él, con su guitarra, ha sido el único que hasta después de la derrota les siguió cantando. Porque les tenía fe. Porque le sobraba corazón. Fue, permítaseme la expresión, el hombre que haciéndose intérprete del sentimiento popular argentino inyectó dosis de entusiasmo a quienes lejos de la patria estaban encargados de prestigiar sus colores.Cuando los footballers argentinos llegaron a Barcelona, Gardel fue a recibirlos. Los acompañó hasta el hotel. Les presentó amigos. Les facilitó gestiones. Los llevó a pasear. Y de noche con su inseparable guitarra, fue a decirles que no estaban lejos de la patria. Les informó de lo que era el Barcelona, hízoles comprender que el triunfo sobre éstos no habría de resultar fácil, y el día del partido y no obstante el resultado, Gardel afirmó solemnemente que nuestros compatriotas resultarían los campeones del mundo.
Asistió en calidad de "hincha" al partido entre argentinos y Barcelona. La cancha estaba convertida en una verdadera masa de barro. Había llovido, hacía frío, niebla, de todo. Los vencieron porque los del Barcelona aprovecharon mejor las dificultades del campo. Eso es todo.
Y queriendo justificar la mala perfomance de los muchachos argentinos, agrega: jugaron como leones, sin rendirse en ningún momento. Y lloraron a lágrima viva cuando terminado el partido pensaban que a lo mejor aquí en Buenos Aires no faltaría quien supusiera que los habían derrotado vergonzosamente.Fueron de España a Francia y él los siguió. Hecho amigo de todos y cada uno de los footballers, supo que necesitaban su eficiente colaboración y la dispensó sin hacerse rogar. Con ellos llegó a París. Y en honor de ellos dio una comida con "champagne" y todo, a la que asistieron cuanto argentinos pobres hay en París.
-Hay para todos- dijo- y con generosidad abrió las puertas de Montmartre que se llenó esa noche como quizás no se haya llenado nunca.
Quedará Gardel tres o cuatro meses en Buenos Aires. Cantará algunos tanguitos, imprimirá algunos discos, percibirá ricos derechos, hará sus maletas y volverá a Europa. España y Francia lo cuentan como suyo.
Quisiera vivir en España –me decía Gardel- porque es muy lindo aquello y muy lindas sus mujeres, quisiera vivir siempre en Francia porque tiene ese país algo que atrae irresistiblemente al latino y quisiera vivir siempre en Buenos Aires porque están aquí los amigos de la infancia y las amigas que se conquistan cuando grande.
Y el hombre que se deslizó cantándoles a los footballers argentinos en tierras extranjeras, se deshace también correspondiendo a tantos desvelos, retribuyéndolos con su sonrisa que es eterna y franca como su cantar.
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